11 diciembre, 2008

Escritos de amor y muerte. Cuento 5

El ángel Azrael.


El dolor era insoportable, mi corazón se estaba deteniendo lentamente y yo sentía como cada latido se apagaba más rápido que el anterior.
No podía hacer nada, lo hecho, hecho esta, y solo podía soportar el dolor de que mi cuerpo se estaba muriendo cuando mi conciencia seguía viviendo.

- Lo siento, se que debe dolor pero no puedo hacer nada, no te preocupes, cuando el dolor pase tu cuerpo expulsara toda sustancia extraña, allí si que te sentirás mal.

Mi cuerpo comenzó a moverse solo, lentamente me encontré apoyado en todas mis extremidades vomitando todo lo que mi estomago podía tener, la sensación fue horrible, el solo hecho de sentir esa comida tibia salir de tu boca, el solo doloroso sabor de aquella comida que ahora era veneno para tu organismo, tienes que vivirlo para saber lo que se siente.
El estomago me dolía como jamás me había ocurrido, parecía que estaba completamente vació, y así era, no podía aguantar el dolor. Por otro lado mi ropa estaba toda manchada, manchada con la sustancia verdosa que salio de mi mismo cuerpo y que ahora me producía indiferencia, no puedo creer que aquella sustancia viscosa que ahora ensuciaba mis ropas era comida, no podía distinguir el pan que había desayunado, o el pescado del almuerzo, todo era parte del verdoso fluido que yo había expulsado.

- Cambiate ropa y bebe un poco de la botella que esta sobre la mesa, la ropa esta algo vieja pero te servira por esta noche.

Me vestí a duras penas, entre el dolor y un deseo incomparable e incontenible por algo de comer apenas pude llegar a la mesa donde la ropa y una botella con una bebida rojo carmesí se encontraban. Cuando me termine de cambiar de ropa el hambre era fatal, me pregunte si mi nuevo padre había pasado por lo mismo pero nunca le pregunte.
Entonces bebí el contenido de la botella, lentamente mi hambre se fue saciándose hasta que ya no la sentí. No puedo definir el sabor de aquella bebida, no puedo avalar cual era su contenido, pero estoy seguro que he probado aquel elixir muchas veces.
Pero supongo que no es necesario que siga contando lo que me paso hace ya mucho tiempo. Lo que realmente importa es lo que estoy viviendo en el presente. No estoy en tu dormitorio por razones azarosas, si estoy acostado en tu cama no algo fortuito, la razón es que es el momento en que tu sufrirás lo mismo que yo sufrí, con la única diferencia de que no habrá bebida que beber.
No soy el que viene a liberarte, lo siento, ese no soy yo, yo soy el que viene para que tú pagues, con dolor y agonía, tus pecados, tus errores y tus faltas. Mi nombre, lo sabrás por simple cortesía, mis labios, los besaras buscando un calor que en ellos no existe.
Buenas, o malas y malditas, noches.
Soy el viejo y olvidado Azrael.

03 diciembre, 2008

Escritos de amor y muerte. Escrito 4.

Declaraciones de Muerte.


Después de aquellos besos,
Después de aquellos labios,
Solo puedo soñar,
Solo puedo alucinar contigo.
¿Cómo mostrarme cuando no soy yo?
¿Cómo decirte la verdad?
¿Cómo olvidarme de ti?
- Admito haberte usado.
Soy culpable de enamorarme,
Pero eres tan distinta a mí,
Para ti todo es sentimiento,
Por favor,
Por favor olvídame.

Perdóname,
Pero la lírica es mi forma de confesarme.
Aquella bella noche,
Oscura como mis pobres pensamientos,
Era el escenario perfecto.
Yo dormía en tu cama,
Quizás tú estabas conmigo,
La droga me ha hecho olvidar.
Recuerdo una llamada,
Era el pobre de él.
- Yo soy inocente,
Yo no mate a nadie.
Un pensamiento loco,
Quizás él llamaba,
Era noche, o quizás mañana,
Recuerdo que el temblaba,
Mi amante, tú, dormía en la cama.
¿Qué pasa?
Ella ya ha muerto.
Yo no entendía sus palabras.
Explícate compañero,
Grite para mis adentros.
Ella, como pediste, ha muerto,
¿Sigo siendo útil?
Dijo él.

Yo aun no entendía sus palabras,
Ni ahora las logro comprender,
Supongo, solo supongo,
Que hablaba de la pobre “gatita”.
Recuerdo que pronuncie,
Cuando estaba ebrio,
En una noche entre amigos,
Una noche luego de romper con ella,
Que desearía matarla.
- Pobre de él,
Él pensó en algo literal.
Pero no puedo hacer nada,
Yo soy inocente,
Yo dormía con la otra,
Él fue quien llamo para avisar,
Él quería serme útil como siempre,
Así que solo la moto para hacerme feliz.
- Él no sabia lo que pasaba.
Pero yo soy inocente.

Abogado,
Dile eso al idiota del juez,
Porque entre nos
Yo la mande a callar,
A ella y a muchos más.
Soy el jefe, a la mafia la manejo yo,
Ellos solo son mis esclavos.
Así que yo te pago para ocultar la verdad,
Él es el culpable,
Porque yo la mande a matar,
Cuando estaba en la cama,
Con la otra,
Esa es la verdad.

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