16 noviembre, 2008

Escritos de amor y muerte. Cuento 3

La dama de hierro.


Los años pasaron sobre mi cuerpo pero mi hermoso rostro nunca cambio, me mantuve bella sin importar cuanto tiempo pasaba. Pasaron muchas épocas donde ni siquiera me miraban, muchas donde me llamaron asesina, pasaron muchos otros donde me llamaron arte antiguo, aun así yo solo hacia lo que era mi deber, cumplía con la función para lo cual había sido creada.
Abrigue a muchas personas, a quiénes eran culpables y a quienes eran inocentes, abrigue a todos los condenados que se acercaron a mí, a gente que buscaba ser perdonados y a otros que buscaban ser santos. Admito haber ocultado a pobres y a ricos, a mujeres y hombres y a todos ellos los abrace con el mismo sentimiento indiferente. Pero ahora que estoy a punto de ser convertida en algo menos que basura es cuando casi nadie recuerda mi trabajo.
Pero se que así debe acabar mi vida, porque un hombre me lo advirtió hace mucho tiempo, un hombre que acepto terminar con su vida entre mis ropas, que la termino con su mano bajo mi falda, un hombre que no me dio su nombre porque no importaba, porque la muerte se lleva a los hombres no a sus nombres.
Aquel hombre llego a mí una noche de agosto, no recuerdo en cual pero daría lo que me queda de vida por decir que la última noche de aquel mes fue su visita. Él había cumplido sus 18 años recientemente y lo único que tenia en mente era acabar con su trágica y patética vida.
Él vino a mí, se sentó en el frió piso, me miró y me invito a beber un corto trago de ron, no pude aceptar y él se tomo su trago y el mío, entonces dejo la botella a un lado y volvió a mirarme pero esta vez fue de una forma distinta, entonces vi como sus labios comenzaban a moverse y las palabras salieron de su boca.
- Daría mi vida por encontrar algo de felicidad, pero creo que mi vida se ha acabado…. No importa, al final tú serás la última mujer que me abrazara, así que solo te pediré una cosa… No detengas mis manos cuando comiencen a tocar tu bello cuerpo.
Entonces me sonroje y él tuvo que notarlo, nunca nadie me había dicho algo así, nadie se había atrevido a tocarme y él lo haría sin pudor alguno.
- Lo siento. Pero a cambio te diré tu futuro. Porque tú acabaras junto conmigo, tú me mataras y por venganza disfrazada de justicia otros vendrán a buscarte y acabaran con la tuya, por lo mismo prometo hacerte disfruta cada segundo…
Luego se detuvo por un segundo y volvió a hablarme, pero me dijo cosas dulces, me mostró el mundo que yo no conocía. Me contó su vida, su extraño y excitante pasado y como, después de todo aquello, aun se sentía extraño, como que no pertenecía a este mundo. Supe que todas las cosas que él creía amar estaban tan lejos que nada podría traerlas a su lado. Me contó de cómo el mundo lo había juzgado diciendo que él no había amado cuando en verdad había sentido ese sentimiento con fuerza y de la misma forma sintió el dolor de la cruel y repentina despedida. Me contó que solo una persona lo había comprendido, que solo una persona había escuchado sus razones para dormir eternamente y que la única cosa que pudo hacer aquella persona fue abrazarlo y besarlo tratando de retenerlo en este mundo hermoso.
Me nombre la verdad sobre los sentimientos humanos y me mostró en secreto para poder vivir eternamente sin preocupaciones en este universo extraño. Ese hombre me hablo de todo lo que este mundo ofrece, y como ya dije me mostró lo bello que es, Entonces abrí mis brazos, él bebió un último trago de la botella y yo cerré mis ojos mientras mis brazos se cerraban y sus manos me acariciaban.
Recuerdo como mis pecados penetraron en su piel para hacerse suyos, recuerdo cuando el me hablo al oído diciendo sus últimas palabras.
- Cuando llegue la muerte pregúntale porque se demoro mucho.
Entonces se mantuvo en silencio, aun cuando mis pechos descubiertos tocaron su alma, ni cuando mis labios besaron su cuello. A diferencia de otros que gritaban cuando los abrazaba y no paraban hasta el amanecer él se mantuvo en silencio haciendo que yo disfrutara.
Supongo que solo se quedo dormido mientras yo le quitaba la vida lentamente, mientras se derramaban la sangre por el piso y con ella se iba la vida.
Entonces la muerte llego a la hora habitual, pero esta vez llego de manera distinta, en su mano traía una flor, una flor única pero blanca como el rostro de quien la traía, entonces sentí que me miraba desde sus ojos ausentes y algo me recordó a la mirada del hombre que había dormido en mis brazos aquella noche. Pero no me importo y le entregue el mensaje que me habían dejado al oído.
Pero la muerte no me escucho, solo se acerco, me entrego la flor y se sentó en el mismo lugar donde se había sentado el hombre que ahora dormía en mis brazos, entonces vio la botella, aun le quedaba un trago en su interior, la muerte lo bebió.
- Gracias por dejarme estar en tus brazos en mis últimos alientos, pero la próxima vez que nos veamos será para que tú duermas en los míos.
Entonces se quito la mascara que le cubría el rostro y vi como la muerte era el hombre que dormía en miserazos.

Ahora que estoy a punto de morir, solo espero que él venga por mí, y que de esa manera se cumpla su promesa, porque yo quiero dormir en sus brazos una noche más.

Vistas de página en total